Proyecto: Urban Games 2013
Tema: Urban Game 9. UTOPIAS
Coordinadores:
abarca
dacama
¿Te aburre tu barrio? ¿Estás cansado de hacer todos los días el mismo camino a través de calles insulsas y sombrías? ¿Estás harto del vecino del tercero que no te ha dicho ‘buenos días’ jamás? ¿De esa arqueta rota que un día te va a dar un disgusto?
La solución a todos tus problemas está en Las Habanas.
La única ciudad del mundo que cambia a cada instante. Nunca pasarás dos veces por la misma calle; las calles, los barrios, los monumentos, las vistas, el mar, las montañas se desplazan constantemente. Incluso el hijo de tu vecino, el trompetista en ciernes sin afinador. No hay calles, no hay barrios, no hay atascos, hay ciudad, hay movimiento, hay vida.
Cada esquina es una sorpresa, no gires la cabeza hacia donde esperas encontrar el mar, hoy quizás hay un bloque de viviendas, o está el Capitolio. Cada mañana te levantas deseando encontrar una nueva aventura: la rutina y el aburrimiento son historia.
Apaga la tele y pásate el día viendo cómo cambian las vistas de tu ventana. Ve a un mirador y acaba en un parking subterráneo sin levantarte del banco. Olvídate de mapas, de direcciones prohibidas, de autobuses, de coches. Cada momento en la ciudad es único, vívelo.
A las personas nos tranquiliza y serena la rutina, reconocer los caminos, las aceras, las plazas e incluso al vecino del tercero. Esta utopía representa al viajero constante, que aunque es una manera bonita de vivir, el viajero siempre quiere llegar a puerto y establecerse en un lugar.
Me parece una reflexión interesante, es posible que el "descubrir" siempre cosas nuevas se convirtiera en una nueva rutina, que acabaría cansándonos. Al final siempre nos apetece volver a sitios que conocemos, que sentimos como nuestros. Llevando esto a un plano más "real", seguramente lo interesante sería encontrar el equilibrio entre vivir en lo que sentimos como nuestro y a la vez tener incentivos que nos den mayores perspectivas y que nos permitan apreciar nuestra rutina, nuestro barrio y hasta al vecino que nunca saluda.
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