Tras un curso donde poco a poco he aprendido a ver la ciudad con otros ojos, me doy cuenta que cualquier cosa, buena o mala, que aportara a ella la marcaria, y para mucho tiempo; y la verdad es que esa idea me gusta.

Yo siempre he tenido la certeza que mi objetivo como arquitecto seria la búsqueda de la “inmortalidad” conseguida a través de que mi nombre y mis actos perduren tras mi muerte, en este caso el urbanismo es lo que me seduce. A través de él, uno da vida a ciudad, la modifica y esta llega a absorber esa modificación, aunque sea pequeña; para hacerla suya, eso es la principal sensación que saco de este final de curso.

Y llegando al final, ¿Qué puedo aportar? Yo pienso que ahora mismo más cosas negativas que positivas, porque aun me queda mucho que aprender, algo que me di cuenta a la hora de realizar cada practica; donde todo aquel conocimiento e ideas que pensaba buenas estaban muy lejos de la realidad; pero aun así pienso que el urbanismo será mi futuro, es algo con lo que disfruto, con lo que intento sacar todo mi potencial, porque el pensar que con un proyecto puedo llegar a dar vida a no solo unas cuantas personas, sino a toda una ciudad hace que me den escalofríos y que aumente mi idea de llegar a esa “inmortalidad”