¿Qué puedo aportar yo para la mejora de la ciudad?

                A nivel general, lo englobaría en dos ideas: el proyecto como resultado de diferentes lecturas del lugar y su manera de vivir y la correcta aplicación del concepto de “urbanidad” planteado por Manuel de Solà-Morales.

                En primer lugar, entender que la calidad y forma de los espacios comunes es previa y más importante que localizar las funciones particulares ya que si no ocurre que tenemos espacios públicos planteados como objetos específicos que se convierten en dibujos sobre un solar cerrado, “show room” sin interés que no aportan urbanidad.

                En segundo lugar, la necesidad de proporcionar urbanidad, esto es, un proyecto no es correcto sólo porque esté bien resuelto, si no lograr humanizar ese lugar. Es decir, los espacios públicos serán tales en cuanto construyan el sistema común del espacio urbano, el cuál represente la movilidad, la convivencia y el conflicto.

                Hecho que me hace destacar el vídeo The Human Scale en el que se resalta que la gente necesita espacios para bailar, para contemplar la vida, para cuidar a los más pequeños y a los mayores, para la diversión.

                Finalmente, he de decir que los modelos teóricos, prefabricados y modas están obsoletas ya que cada lugar es único y la intervención nace de la negociación entre habitantes, los que gobiernan, los que pagan y el arquitecto. De la participación del ciudadano he de poner de ejwmplo la labor de Project for Public Spaces, en la que el habitante participa en el proyecto.

                Es por ello, que el arquitecto como mediador entre todos estos, ha de saber conducir el camino hacia la calidad de quien va a vivir allí por encima de todo, y para ello es necesaria su formación y conocimiento de las dos necesidades principales que he planteado al principio.