En este artículo el autor nos habla de las diferentes maneras que existen para proyectar una calle. La calle puede entenderse desde un simple elemento de conexión hasta un espacio público capaz de generar relaciones de interés, tanto del individuo con la ciudad como de individuos entre sí.

Al leer este texto, la pregunta que me planteo es: ¿Cuál es la mejor forma de proyectar una calle?

El autor comienza por una distinción de calles monofuncionales, como los pasajes de un barrio residencial, las calles rápidas urbanas, los pasajes comerciales,  y calles multifuncionales, aquella que reciben todo tipo de actividades, comercios, ocio, tráfico.. Pero no creo que podamos decidirnos tajantemente por un tipo de calle u otra, pues son numerosos los factores que influyen en el diseño de una calle.

Creo que en cada ciudad y en cada zona concreta en la que vayamos a intervenir para el trazado de una nueva calle, es donde se encuentra la respuesta a nuestra pregunta. Surgirá así una gran variedad tipológica de calles motivada por una sensibilidad del arquitecto o urbanista con la ciudad y su entorno. Lo interesante es la convivencia de calles de todo tipo. Para reforzar esta idea, utilizo los mismos ejemplos que el autor cita en el texto. El soterramiento de grandes infraestructuras de autopistas urbanas en algunas ciudades permitió crear en la superficie espacios que reconcilian el tránsito, la distribución y actividades varias. En otras sin embargo será interesante el trazado de autopistas que crucen la ciudad. Otras necesitarán calles exclusivamente peatonales, otras exclusivamente comerciales, o lo más interesante de todo, la combinación de todos estos tipos.

La solución de enfrentarse a los problemas que genera enfrentarse al diseño de una calle es ser sensible con el lugar donde nos encontremos, y con los deseos de la población que allí viva, articulando intereses locales y el buen funcionamiento del conjunto urbano.