En este texto se continua la linea de lo que veo como la aplicación del pensamiento postmoderno o contemporaneo, el actual, al urbanismo. Se centra en la actitud recuperadora de esos espacios urbanos, y los reclama y critica por las posibilidades que ofrece.

No ve en ellos como algo al servicio de una candidatura o capricho de un colectivo, sino una muestra de la complejidad de la trama urbana, de lo colectivo, de lo que no pertenece a un individuo, sino a la trama colectiva que une todos los elementos privados de la ciudad: las viviendas, centros comerciales, tiendas... Existe un conjunto de espacios que dan sentido a la ciudad, aunan sus elementos no como suma de espacios, sino como conjunto en su totalidad que da servicio a la urbe. Estamos hablando de colegios, de plazas, de calles... etc

Por lo tanto, estos espacios reclaman ese caracter de colectivo, de pertenencia a esa trama rica en su valor urbanístico, por lo que hay que aprovechar esos espacios no para crear espacios vacios de sentido, de arquitecturas o diseños superficiales o vanales. Han de mostrar la importancia que no todo el mundo le da, atendiendo a sus conexiones respecto al entorno (clave en el pensamiento arquitectónico de nuestra época), su funcionalidad y, sobre todo, a sus límites, pues señala que es la prueba de fuego cuando los límites de estos espacios parecen desaparecer, pues forma parte de un sistema colectivo intrínseco de la urbe, por la que vivimos y recorremos. Solo cuando parecen "naturales" por así decirlo, sin entenderlos como un fenómeno aislado, es cuando funcionan realmente, cuando ganan la esencia que no todo el mundo sabe apreciar.