Se nos introduce a una descripción de la evolución de la calle a lo largo de las distintas sociedades históricas, destacando por lo tanto su relevancia urbana, como eje que organiza, comunica y recibe el tránsito humano.

Además, nos describe las diversas derivas que los distintos movimientos culturales establecieron, sobre todo el Movimiento Moderno, sobre cómo debía de ser la calle, destacando su funcionalidad y su especificación: tráfico rodado, tráfico peatonal, distintas velocidades...etc

Coloca ejemplos sobre las distintas formas de entender las calles en algunas ciudades, como Tokio o en Estados Unidos, pero lo que señala es el aspecto de incertidumbre y de problemática que revela este modelo multifuncional y separado de la calle: la calle no solo sirve como tránsito, sino como ejes funcionales de la trama urbana con sus equipamientos y de las actividades espontaneas que surgen en ellas, nunca previstas y que dan posibilidades de mejores diseños, más aleatorios y no tan rígidos, sobre estos elementos de la urbe.

Las nuevas actividades y las que surgen con el avance de nuestra sociedad hacen de la calle un ente sin rigidez en el diseño, abierto a las necesidades que suple y a las necesidades que puedan surgir, a los cauces de ideas e innovaciones que sufre la ciudad dia a dia. Es nuestra labor de diseño la que ha de dar respuesta a cada vez una sociedad más abierta a los cambios e ideas que surgen fuera de nuestras casas, en la ciudad.