Hay algunos profesionales de la arquitectura y el urbanismo que defienden que en la ciudad actual debe predominar una trama urbana desordenada, que los comercios deben de instalarse fuera de la ciudad, que las urbanizaciones deben de ser dormitorios sin vida y otras ideas que no ayudan a crear un espíritu de vecindad. Estas ideas, sin lugar a dudas, las provocan los intereses económicos privados, que están por encima de las exigencias reales que las personas pueden demandar y necesitar.

Muchos arquitectos urbanistas se suman a este tipo de diseño de ciudad por entender que ello les puede reportar más éxito profesional y económico. De igual modo, este tipo de arquitectura no les exige dar respuesta a las demandas reales de una ciudad y le aporta la posibilidad de poder desarrollar una arquitectura menos sencilla y con menos dificultades para proyectar.

Otro error que se comete es que si entendemos que la arquitectura debe ser el reflejo de la sociedad debemos aceptar que la sociedad evoluciona, y el urbanismo no puede permanecer inmutable ante este hecho y tendría que tenerlo en cuenta.

La ciudad desurbanizable, desordenada sin calles, sin barrios, sin plazas, puede correr el peligro de generar lugares no deseados en la ciudad como los ghetos.

Ciñéndonos a la pregunta planteada en esta reflexión final, creemos que un profesional de la arquitectura tiene que aplicar las ideas que propicien una ciudad que se adapte a la sociedad, a su cultura, y sobre todo que sea más humana y que se tenga en cuenta las necesidades y deseos de las personas y estas estén por encima de cualquier otro aspecto.

Para finalizar, decir que por todo lo anteriormente expuesto, entiendo que ni la arquitectura ni el urbanismo pueden ser un fin en sí mismos, han de ser un medio para que la gente pueda vivir cada vez mejor.