El texto presenta una situación ideal donde las ciudades tienen una planificación perfecta e idéntica de una ciudad a otra, donde todas las casas son iguales y la propiedad de las casas va rotando cada 10 años. Aunque supuestamente esta situación se presenta como ideal, si se aplicara a la vida real tendríamos un resultado monótono y sin sentido.

            El hecho de que no exista la propiedad privada y todo sea de todos es un ejemplo de solidaridad y civismo, pero al mismo tiempo es una violación del derecho a que cada persona tenga su espacio personal.

            El hecho de que las casas vayan rotando de dueños cada 10 años es algo totalmente incómodo para los habitantes. Aunque fomentaría la igualdad, sería una “igualdad injusta” en la que todas las casas tienen las mismas características independientemente de sus habitantes. Así, una casa en la que viva una persona sola será demasiado grande para esa persona y quizás demasiado pequeña para una familia numerosa. Por otra parte, es una planificación sin sentido, ya que si todas las casas son iguales, no debería haber necesidad de rotar. La rotación solo serviría para desligar a las personas del valor sentimental del hogar, lo que es totalmente artificial.

            Tener una planificación como la de Utopía es muy útil en muchos sentidos, pero esta planificación debe amoldarse a las características del entorno y las personas.