El texto de Chueca Goitic supone un acercamiento a los puntos básicos del urbanismo.

            Goitic opina que el urbanista necesita saber sobre multitud de detalles de la historia, la política, la geografía, el clima, la economía, el arte y la cultura de un pueblo para entender y planificar la ciudad en la que vive. Asimismo, defiende que el urbanismo se debe basar en la experiencia de la ciudad a pie de calle, donde se vive realmente el espíritu del pueblo. Para ello compara la experiencia de vida de los parisinos con sus largas y anchas avenidas y la de los marroquíes con sus intricadas callejuelas. El urbanismo de los primeros denota una concepción más abierta de la vida en comunidad, mientras que el de los segundos refleja la importancia del hogar y la privacidad de la vivienda en la cultura marroquí.

            El autor también menciona el desarraigo y la deshumanización que resultan del crecimiento desmesurado de las ciudades actuales y de los problemas de las grandes metrópolis. Plantea la difícil tensión entre la necesidad de densificar y la de expandir y cómo las ciudades se complejizan y segregan al mismo tiempo.

            La hipótesis fundamental del texto es que la ciudad va más allá de un conjunto de calles, edificios y medios de transporte, más allá de un conjunto de instituciones y más allá de un conjunto de individuos: la ciudad se entiende como el conjunto de costumbres y tradiciones que define a un pueblo en relación con el espacio en el que viven, y que juega un papel fundamental en el proceso vital de sus habitantes.