LA CALLE se convierte en el principal protagonista del artículo. Las calles han evolucionado a lo largo de la historia conforme a las necesidades y mentalidad de las personas. Así pasó de una jerarquización de anchura de la calzada en época romana a la división por alturas para separar clases sociales. La calle en la Edad Media representaba la mezcla, la unión del mercado, la circulación, la vida comunitaria, las relaciones… Con el paso del tiempo se fueron separando todos estos sectores y dejaron paso poco a poco al avance del transporte motorizado. Triunfó la circulación y la movilidad sobre las relaciones, la ordenación y el acceso a las viviendas, la vía pública y la pausa en la calle. De hecho, ya casi toda la gente que se para en una calle es para ver algún escaparate, pero en general, prima la circulación.

El autor, y afortunadamente cada vez más los ciudadanos, apuestan por una calle en la que vuelvan a darse situaciones que enriquezcan la vida cotidiana y generen situaciones inesperadas en las relaciones entre las personas, o dicho de otro modo, se busca un equilibrio entre el peatón y sus necesidades y el vehículo.