Utopía y tipos de ciudad

Al leer estos dos textos no he podido evitar encontrar una serie de respuestas del uno en el otro. En particular el texto de Tomás Moro me deja descolocada, porque conociendo la figura del humanista, la sociedad de su tiempo y su crítica social, no llego a entender si el texto de utopía refleja sus deseos de una sociedad justa e igualitaria, donde todos viven en las mismas condiciones, sin privilegios y con un reparto de bienes y derechos equitativo; o si por el contrario, pretende hacer una crítica social a la ciudad sin alma, donde todo es igual, donde no hay identidad propia, ya que solo se reconoce la existencia de la comunidad, y el individuo queda relegado a un engranaje sin identidad ni voluntad.

Después al encontrar el texto de Chueca la realidad es muy diferente, nos habla de cómo la ciudad no tiene una única definición, ni siquiera un mismo objetivo, sino que por la diferencia de raíces históricas, influencias culturales y religiosas, clima o antigüedad, las ciudades en diferentes culturas han evolucionado tan distintamente que sus prioridades y razón de ser son completamente opuestas una de las otras, solo comparten el estar habitadas, aunque una ciudad que solo está habitada es más una aglomeración de viviendas que una ciudad en sí misma.

La primera diferencia entre los textos radica en la época en la que son escritos, pues quizás Tomas Moro requería de una ciudad evolucionada donde los derechos de los ciudadanos se viesen equiparados a los de las clases pudientes del renacimiento, pero tras siglos de historia, en el texto de Chueca queda patente el respeto a las diferencias culturales entre civilizaciones que debemos preservar como una riqueza de la que aprender muchas lecciones.

Ya en el siglo que nos ha tocado vivir, podría decir que a mi parecer solo se comprende la postura de Moro desde las carencias de su tiempo, pues hoy, como hijos de una sociedad mediterránea, que tienen como herencia y sustrato de su cultura las polis griegas, no  deberíamos tender a una sociedad sin identidad donde todos los habitantes son simples piezas sin importancia ni poder de decisión propias. Es cierto que hay lecciones de “Utopía” que nos podrían hacer mejorar las sociedades de hoy con adaptaciones a nuestro tiempo, pues pienso que una sociedad JUSTA donde haya recursos para TODOS POR IGUAL es una de las carencias más grandes de nuestro siglo.

Pero ojo, si todas las sociedades fuesen iguales estaríamos perdiendo la riqueza esencial de la humanidad, pienso que una ciudad tiene que tender al bienestar de todos sus integrantes, sin colonizaciones, pues los nacidos en culturas mediterráneas no podemos pretender que todas las ciudades tengan una plaza pública a modo de ágora social, al igual que un musulmán no puede pretender que las culturas occidentales antepusieran la intimidad de lo privado a la luz de un ventanal o a su relación social en las calles y plazas. La identidad de una ciudad está en la forma que le ha dado su cultura, y con eso no deberíamos de acabar nunca.

A mi parecer, la clave para lograr una sociedad con bienestar para todos (ojo, no el engañoso “estado del bienestar” que nos han querido vender en los últimos años, y que solo favorecía a unos pocos pudientes) no es acabar con su identidad, y generar una sociedad en serie donde todo es rotativo, sino establecer unas bases sociales justas, donde haya recursos para todos, (que los hay si se repartiesen equitativamente) y donde todos seamos conscientes de que hasta que todos no tengamos los mismos derechos y oportunidades, no tendremos la justicia que anhelamos.