Proyecto: Urban Games 2014
Tema: Diálogos
Coordinadores:
abarca
dacama
Dentro del ámbito del espacio público del que hablaba en el comentario anterior se enmarca el concepto de “calle”, esta vez la visión es la del urbanista y sociólogo francés François Ascher la que comentamos.
¿Qué es una calle? Ante esta pregunta volvemos a reflexionar sobre conceptos parecidos a los que se han reflexionado en la entrada ¿qué es el espacio público? http://doyoucity.com/proyectos/entrada/7068
Pero además de esas cualidades necesarias Ascher nos lleva a un recorrido a través de las experiencias urbanas en distintas ciudades y la historia del urbanismo, nos presenta las alternativas que se han llevado a cabo ante los actuales problemas de compaginar la movilidad de la máquina (a una velocidad del transporte contemporáneo muy superior a la del peatón) y la vida urbana del ciudadano.
Tras leer las diferentes experiencias de calles “monofuncionales” y calles “multifuncionales”, nos damos cuenta de que para que estas segundas sean posibles casi siempre hace falta la existencia de vías monofuncionales, ya sea escondidas del tránsito urbano del peatón, o derivadas a redes externas del centro metropolitano.
Pero quizás la reflexión que debemos hacer no es solo a que función/es dedicamos las calles, sino en qué nos hemos convertido los ciudadanos. En el texto se habla de la riqueza de la multifuncionalidad, y la suerte de imprevistos y transferencias que provocan en el ciudadano que la vive, y precisamente para que esto sea posible deberíamos de reflexionar acerca de nuestros modos de vida.
Para ver como el modo de vida del ciudadano afecta a la ciudad hagamos un supuesto:
Si un gran número de habitantes de una ciudad vive lejos de su trabajo, podemos intuir que en su rutina diaria necesitarán un transporte, ya sea individual o colectivo. Sí estos se deciden por el automóvil a la hora que comienza la jornada se necesitarán vías fluidas de carreteras, pero si se deciden por la bici o el transporte público necesitaremos adaptar la ciudad a estos últimos. Por el contrario, si la mayoría de la población vive cerca de su trabajo, intuimos que su rutina diaria se desarrollará principalmente a pie y en una misma área, por lo que necesitaremos aceras más fluidas, y las vías rápidas se utilizarían más esporádicamente.
Visto así, nosotros decidimos cómo es la ciudad en la que vivimos con nuestra misma rutina. Ahora bien, si se mejorara una de las infraestructuras citadas podríamos invertir el proceso, cambiando la opción que elige el ciudadano.
En los últimos tiempos, el fomento del automóvil nos ha llevado, en mi parecer, a destruir el modo de vida de las ciudades y a condenar a las calles a posicionarse a favor o en contra de este, con todas las consecuencias; acabando por tener solo dos categorías, las que analiza el autor.
Si en vez de dejarnos presionar por poderes financieros ni intereses económicos, tomamos las riendas de nuestras propia ciudad, el proceso se volverá a invertir, y lo que hoy muchos han convertido en necesidad diaria por culpa de los intereses de empresas petroleras o de consumo, se tornaría en “elegir la opción que deseamos fomentar”, si todos volvemos a sentir las calles como nuestras, si llevamos procesos cada vez más heterogéneos a estas y fomentamos la vida en ellas, no solo vinculadas al consumo, la propia ciudad volverá a tener que adaptarse a las necesidades que la reclaman.
Fuente de la imagen: www.moma.org
"Street, Berlin" Ernst Ludwig Kirchner (expresionismo alemán)
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