En el entorno urbano, el arquitecto tiene el deber y el compromiso de ejercer de enlace. Desde los edificios colosales que ponen base y cielo a nuestras ciudades, hasta pequeñas restauraciones a priori sin importancia; el individuo que acomete la tarea de actuar en el entorno de la ciudad ha de ver las virtudes y defectos del lugar donde se encuentra. Y con ello no me refiero sólo a la "parcela" asignada, sino al entorno, la vida, las intenciones...de modo que sirva de nexo entre barrios, que sepa coser la ciudad poco a poco sin recurrir a la imitación sin reflexión.

El arquitecto urbano es, yno se crea sólo para determinados proyectos, puesto que sus obras se hacen por y para la gente, como un regalo desinteresado. Sus obras y el proceso, desde la idea hasta la finalización de su vida útil, están implícitamente pensadas desde el punto de vista urbano. No será de esta talla pues, todo aquel que tenga como imposición personal el pensar la integración urbana de su obra tras haber llevado a cabo el diseño de la misma.

Ese arquitecto tiene el privilegio para hacer suceder relaciones que nadie más tiene a su alcance: una biblioteca en el límite de dos barrios puede dar pie a una mayor diversidad. Y es eso, al fin y al cabo, a lo que debe aspirar todo arquitecto, a crear en sus obras y en el pensamiento de quienes las usan y las contemplan, la diversidad para crear no sólo una trama urbana, sino también una humana y diversa.