En un primer instante, el arquitecto es el creador, a grandes rasgos, de las relaciones sociales que se establecen en las ciudades, pues a través de los edificios y las vinculaciones que se establecen entre estos se crean los espacios de contacto como plazas, parques, vías de comunicación, comercios etc.

La decisión de poner un parque en una determinada zona genera diferentes intereses en la población que puede ayudar al desarrollo del barrio o zona, desarrollo tanto positivo (en la mayoría de los casos) como negativo en algún otro caso. Este desarrollo se consigue gracias a la interacción de personas de diferentes edades, culturas, sexo, etc. Este ejemplo del parque puede ser trasladado a la decisión de construir una entidad pública, monumento o cualquier otro aspecto que conlleve en sí mismo la aglomeración o agrupación de personas.

Decisiones que, además, han de tener en cuenta no sólo las relaciones que se establecen en el lugar construido, sino también las edades de las personas que van a usar estos lugares, siendo cuanto más diverso el uso del lugar creado más rico y enriquecedor se volverá el lugar.

El arquitecto también ha de saber manejar los rasgos propios del lugar para aportarle a la sociedad un lugar cómodo y confortable, acorde con su cultura, clima, estilo de vida y población.

En conclusión, la relación del arquitecto con el urbanismo y la sociedad está íntimamente ligada, ya que una pequeña decisión en la edificación de un edificio puede cambiar por completo  no solo la ciudad sino la vida que en ella hay y el modo de su desarrollo.  

Fotografía obtenida de la pág web: http://motocityrent.com/que-visitar-en-granada/