La ciudad es el "habitat" de las personas, donde desarrollamos nuestra vida. Pero,el arquitecto no solo forma parte de ella, si no que la construye.

En mi opinión, el organizador o constructor de la ciudad debe ser conocedor de los hábitos, cultura e historia del pueblo y, así, desde el conocimiento profundo de este, suplir las carencias que tiene.

No se trata, solamente, de aportar soluciones, si no que estas encajen sin problema en el marco que determina la red de interacciones entre los distintos elementos de la ciudad.

Esto no significa, necesariamente, hacer lo que las personas de esa ciudad te pidan, pues el ser humano tiene una capacidad de adaptación a los problemas enorme y, a menudo, al formar parte de nuestro día a día, nos "encariñamos" con estos problemas y , al darles solución, se produce la sublevación. La sociedad es caprichosa, hay que encontrar los problemas y solucionarlos de manera correcta para educarla.

Aquí, el arquitecto, tiene ventaja frente a otros colectivos que también forman parte de la organización de la ciudad. Pues, desde que inició su formación, ha sido continuamente instigado a conocer profundamente, a "empaparse", del entorno de los proyectos a los que se enfrenta sin dejar de lado, a su vez, el código técnico de necesario cumplimiento.

Es capaz de organizar de forma eficiente la ciudad, no desde una posición fria y calculadora, si no, desde la implicación personal en el proyecto, dotándola de alma.

Imagen: Boceto del estudio de arquitectura y urbanismo Mecanoo.