Este texto hace una dura crítica a la manera de intervenir en espacios públicos de la actualidad. En mi opinión es una crítica bastante aceptable porque demanda una serie de conceptos bastante necesarios en los espacios urbanos y que parece que últimamente tiende a dejarse en un segundo plano.

Estos conceptos son la eliminación de los límites en los espacios públicos, el tratamiento de un perímetro difuminado, el detalle material y el trato de estos lugares integrados en una red mayor. Estoy de acuerdo con esta crítica, ya que el espacio público ha sido maltratado con proyectos efectistas que no se ajustan a estas necesidades básicas aprovechando la “ausencia” de cliente y que erróneamente (en mi opinión) han trabajado en planta en lugar de desde el punto de vista del peatón. En cambio no pienso que deba de renunciarse al aspecto estético (al menos no siempre).

Quiero recalcar también el hecho de que no entiendo el espacio público solamente como los lugares de uso estrictamente popular, sino que los elementos privados también pueden ser considerados públicos por la repercusión que tienen en los ciudadanos. De manera que el concepto de proyecto de espacio público se vuelve mucho más complejo cuando tienes que manejar todas estas variables tan globales y particulares.

Para finalizar quiero arrojar una cuestión que me ha planteado esta lectura. El texto compara la piel de la ciudad con la epidermis de una persona que debe de ser renovada cada cierto tiempo y que en su renovación está aportando nuevas texturas y estéticas a la ciudad.

¿Hasta donde debería de llegar la renovación estética de la ciudad en función de los cambios en las necesidades funcionales?