Todo sitio tendrá un largo futuro sobre el que el diseñador ejerce sólo un ligero control.

No se debe, ni se puede planificar todo. Pero si existe la figura del urbanista – en este caso- es porque sí se puede planificar, aunque como matiza el texto, en cierta medida. Se debe planificar hasta donde se deba y como se deba.

La autentica cuestión no es plantear si los sitios deben o no ser planificados, si no en que grado y medida deben serlo

Pero, ¿cómo seremos capaces de encontrar ese punto? ¿Cómo definiremos algo que parece tan abstracto? A veces es más fácil planificarlo todo, y quizás es por eso que así se ha estado haciendo durante algún tiempo.

Todas estas variables que debemos analizar exhaustivamente –de las que habla el texto- nos ayudarán a saber cómo resolver esta situación. Pero me pregunto, si en lugar de leer el lugar y planificarlo hasta cierto punto, no nos quedaremos en espacios anodinos, en un experimento fallido, y espacios que no funcionen o peor, espacios residuales.

Si bien es cierto, que esta cuestión de planificar en medida no surge ahora, y que en la buena arquitectura ha estado muy presente, quizás sea algo en lo que debamos ir instruyéndonos, y aprendiendo a conocer esta incertidumbre en el espacio.

Muchos de los espacios que conocemos y queremos, han atendido a esta variable, y nos ayuden a comprender el cómo. Quizás sea el momento de estudiar como se han desarrollado esos espacios, y analizar qué ha funcionado. Este análisis nos permitirá conocer además de la ciudad, y el entorno, algo más importante, las posibilidades en las cuatro dimensiones.