Es una ardua tarea concienciar de lo que realmente significa el espacio público. Entendido por generaciones como aquel lugar destinado a satisfacer y embellecer ideales políticos como símbolo de ofrecimiento al pueblo. El autor nos muestra una crítica profunda de este concepto; por un lado, invoca la propia limitación geométrica del lugar con el esfuerzo y dedicación de los profesionales, su empeño en adaptar ese estudio a lo urbano; y por otro,  plasma la degradación semántica del término, maquillaje de la verdadera urbanidad convirtiéndose en material del espacio político.

Interesante la reflexión que hace sobre las calles, plazas, edificios, monumentos, escuelas….como “propiedad crónica” de los propios ciudadanos, siendo esto suficiente y lógica razón para que se den opiniones por el hecho de que se ven afectados por sus características funcionales y estéticas. Es cierto. En todo caso, pienso que los ciudadanos no son conscientes del significado de espacio público, lo conciben como plaza o calle, pero no como un conjunto de plaza-calle-edificio-monumento-escuela-biblioteca-etc…

La propia palabra “público” es más que concluyente en ese sentido. Una calle no está exenta, aislada, al igual que una plaza. Todo forma parte de una estructura urbana básica y fundamental que conforma el espacio público. Entender eso es vital para entender lo urbano.

No se puede experimentar, individualizar y extraer de lo colectivo para crear espacio público. Según Manuel de Solà-Morales, ha llegado a ser un “show room”, un escenario donde se exponen decisiones aisladas que no miran más allá de los límites del solar o plaza sobre la que se actúa.

Me quedo con el concepto de espacio público como hecho material, que fusiona la idea con la materia, y en el que la belleza es fundamental. Estoy de acuerdo con un espacio público sin límites, sin perímetros, o que éstos sean indefinidos, variables, múltiples y oscilantes….Sin idea no hay proyecto. Sin idea no hay urbanidad.

“La belleza es la expresión sensible de una idea”. Hegel.

Imagen propia. Acrílico. Gárgola urbana, siempre nos quedará París...