En la actualidad vivimos en un mundo muy competitivo y materialista, donde sólo nos preocupa alcanzar logros individualmente y que nuestro nombre sea el que reluzca en todos los medios de comunicación, siendo el centro del mundo. Este texto va en parte en este sentido, pues habla de que mucha gente entiende el urbanismo como ese edificio o pieza que se inserta en un lugar, olvidándose de lo que tiene a su alrededor y queriendo crear un espacio, en sí mismo, mágico o maravilloso, algo sea digno de admirar, pero no creando un entorno, un espacio urbano con el resto de lo ya existente. Normalmente estos edificios se asocian a formas raras o también llamadas “orgánicas”, por sus formas curvas, que consiguen atraer la atención de la mayor parte de la ciudadanía, pero olvidando que esta ciudadanía que en un principio admirará la obra será la que viva el edificio  y la que necesite tener una relación de su entorno con él.

De otro lado, como el texto dice, hay que olvidarse de las utopías que siempre ha llevado consigo el urbanismo, como pueden ser las búsquedas de luces, recorridos o ejes que miran a puntos singulares. El urbanismo actual ha de adaptarse a lo ya existente, tiene que crear con lo que ya hay creado. No siempre se va a empezar la ciudad desde cero para poder crear a nuestro antojo y semejanza. 

fotografia obtenida de la web: http://books.openedition.org/cemca/839