El arte de la planificación de un lugar se ha ido perdiendo y cada vez más. El crecimiento de población nos ha llevado a aumentar la cantidad de edificar y consigo la aparición de módulos standar que producen monotonía y emplazamientos descuidados y feos.

Se considera el emplazamiento como un aspecto inferior respecto a opiniones de constructores, promotores, arquitectos... cuando estamos cometiendo un gran error, pues ese emplazamiento es primordial en el ambiente, por lo biológico, social, no tanto como lo destacamos actualmente por la economía.

Indirectamente y directamente ese lugar ofrecerá lo que sus habitantes puedan o no hacer; de hecho el ambiente esta en relación con la vida, la contaminación, el deterioro del paisaje... produce un empobrecimiento a los humanos, sin embargo si creamos un emplazamiento bien organizado y con una series de producciones estamos consiguiendo una fuente de riqueza para todas las personas allí existentes.

El lugar no solo son edificios y calles, que es lo que hoy día destacamos, si nos paráramos a pensar esos aspectos pasarían a un segundo lugar, destacando las superficies, los espacios, el clima, la vegetación, los seres que habitan en él.

Por lo tanto a la hora de planear es necesario tener conocimiento de las personas que habitaran el lugar, atendiendo más sus necesidades y objetivos. Paralelo a ello es obligatorio conocer lo que me limita el terreno, para poder seguir con el proceso.

A modo de conclusión, todo es un aprendizaje, desde el cliente, el terreno, las formas, decisiones que irán cambiando mientras se vaya desarrollando la construcción, aprendiendo y reflexionando con todo ello.

Imagen de portada: economia.elpais.com