Desde el principio del artículo creo que el autor da en el clavo absolutamete, ya que hay muchas manera de comprender la ciudad, de estudiarla y de admirarla; pero al fin y al cabo mis ojos ven una realidad que para el autor son muchas: la ciudad es la gente, en todo y cada uno de los aspectos son la gente.La ciudad no existe sin la gente.

Sin embargo, lo que más me ha asombrado es que se considere el carácter literario como testigo fiel del paso de los años y las historias en las ciudades. Es la primera vez que leo, gratamente, que un artículo que considera la ciudad habla de esta dimensión; cosa que yo he considerado desde hace mucho y en parte que me hace amar más aún la arquitectura.

¿Acaso cuando proyectamos no estamos escribiendo poesía fuera del papel? ¿Si una escultura puede ser un poema o un canto, por qué no un edificio, una obra con ideas y sensaciones detrás? Desde que empecé mi andadura en la carrera siempre he dado a mis proyectos una frase especial de alguno de mis libros favoritos, esa frase que cuando había llegado al sitio, se me había venido a la cabeza. Y quizás mi favorita es aquella de Libeskind que atestigua "La arquitectura está basada en el asombro", porque hemos basado nuestra obra en asombrar a la gente, en eclipsar cualquier obra alrededor de la nuestra...Todo eso sin pensar que nuestra tarea no es esa. Y es ahí donde creo más importante el papel y la presencia de la literatura en nuestra obra: el más desgastado de los libros puede tener la más maravillosa historia sin que la haya leído nadie.

Así hemos de aprender a ser como ese libro, ser espacio y ciudad silencioso que guarda tesoros maravillosos, y que hemos de descubrir poco a poco, sin que el elemento lo grite. Ahí está el verdadero estudio de la ciudad.

Fotografía de portada: pexels.com