Lo que me ha parecido más interesante de este texto es el modo en que tiene de distinguir las ciudades naturales de las artificiales. Entendiendo naturales como aquellas resultado de un proceso histórico frente a las artificiales resultado de una decisión de diseño de un urbanista o arquitecto. Y que de algún modo resultan vacías.

Elabora pues dos símiles, el del árbol y el del semiretículo, para diferenciarlos. Cuando Alexander dice que la ciudad no es un árbol se refiere a que la ciudad no es el mero resultado de unas decisiones que dan lugar a otras, sino que es un semiretículo dice, es decir, el resultado del azar y de una intrincada aleatoriedad, que son las que dan esa riqueza a la trama de la ciudad. 

Otro aspecto que me ha resultado interesante es como según él la urbanidad de una ciudad reside en la interacción de sus elementos. Y pone por ejemplo uno tan sencillo como es el de una máquina de prensa en un semáforo. Y como se crean esas relaciones entre ambos. Como las personas interaccionan con este por el simple cambio de una luz en el semáforo.