¿Cómo definimos el concepto de calle?

La Real Academia española establece las siguientes definiciones a la palabra calle:

-          1. f. Vía pública, habitualmente asfaltada o empedrada, entre edificios o solares.

-          2. f. Exterior urbano de los edificios.

-          3. f. Camino entre dos hileras de árboles o de otras plantas.

Entre otros más.

Según la primera definición se nos presenta, como una vía pública, y como el negativo a edificios y solares, en la segunda como el exterior de los edificios, y el tercero como un camino limitado por dos hileras.

Por ello podemos decir que se nos presenta la calle como un límite, como una frontera que divide distintos espacios, cuando ya hoy en día podemos concebir la calle como quizás el primer elemento del urbanismo, pero también de la arquitectura.

En un espacio que ya no tiene una única función de tránsito, ni de comunicación entre distintos elementos.

Sino algo más allá como un espacio de reunión común, espacios compartidos a comunidades y sociedades enteras, está claro que si las personas no fuesen dependientes de otras, el concepto de calle sería completamente distinto.

Podemos decir así que la calle es la respuesta también a un estilo de vida que se ha ido desarrollado de forma paralela a ésta, como por ejemplo al adaptar los distintos sistemas de transporte a nuestras vidas. Calles distintas y multifuncionales, que funcionan como espacios comerciales, o bien también como mercados en días concretos.

En comparación a antes, la calle se ha convertido en espacio en el que estar, y cada vez más de una forma más segura.

Pero hasta qué punto las calles “están bien hechas”, ¿qué criterios son los que podemos usar para clasificar las calles?, ¿porque las calles de una ciudad acaban siendo las más grandes a nivel del automóvil, y no una que responda a distintas actividades y funciones y de una manera eficaz?

Probablemente nuestra mirada se ha educado a respetar siempre el espacio del automóvil, como un espacio intocable, obviamente cambiar su concepción es difícil. Pero por ejemplo hay millones de calles que pierden toda su congestión a ciertas horas, y aun así sigue predominando ese espacio enorme y vacío en el centro de nuestras calles, o por el día como grandes murallas de automóviles.

Jorge Luis Borges, "Las Calles"

Las calles de Buenos Aires 
ya son mi entraña. 
No las ávidas calles, 
incómodas de turba y ajetreo, 
sino las calles desganadas del barrio, 
casi invisibles de habituales, 
enternecidas de penumbra y de ocaso 
y aquellas más afuera 
ajenas de árboles piadosos 
donde austeras casitas apenas se aventuran, 
abrumadas por inmortales distancias, 
a perderse en la honda visión 
de cielo y llanura. 
Son para el solitario una promesa 
porque millares de almas singulares las pueblan, 
únicas ante Dios y en el tiempo 
y sin duda preciosas. 
Hacia el Oeste, el Norte y el Sur 
se han desplegado –y son también la patria– las calles; 
ojalá en los versos que trazo 
estén esas banderas.

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