El término ciudad tiene tantas acepciones como perspectivas por donde mirarlo. Podemos definirla desde el término económico, social, cultural, político, etc.  

Para definir lo que es una ciudad no basta sólo con saber que un territorio está ocupado por un determinado número de personas, pues no es ciudad por tener muchos habitantes, sino por cómo estos habitantes se identifiquen con el lugar y el territorio. Como el texto comenta, las ciudades clásicas eran más ciudades porque tenían lugares de encuentro, de convivencia de los habitantes, al fin y al cabo, relaciones sociales entre la gente. No podemos llamar ciudad a un conjunto de casas que se ordenan más o menos y que están habitadas, pues como pasa en las ciudades norteamericanas, no existen espacios de relaciones sociales, cada familia tiene su casita individual y no conviven con el resto de ciudadanos de la ciudad.

En algo que estoy muy de acuerdo con el texto es en la necesidad de crear urbanismo partiendo de la base de las relaciones sociales de la población, hay que facilitar la interacción de la ciudadanía, y eso no se consigue con viviendas individuales donde tengan su patio interior (ejemplo de la comunidad musulmana) o de las poblaciones norteamericanas donde las casas son aisladas, sino que hay que fomentar el espacio público de las ciudades, creando vida en ellas.

Y como bien comenta el texto, en los últimos años se están creando las ciudades de la especulación, donde es más importante el precio del terreno que la creación de una buena ciudad. Con esto, se pierde la emoción de la sorpresa en esquinas peculiares, los embotellamientos y las llegadas a espacios más amplios. Sólo se consigue crear una retícula donde prime el beneficio económico en lugar del beneficio social, que tanto echamos de menos y que, tristemente, las generaciones venideras ni conocerán.

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