Proyecto: Urban Games 2015
Tema: Diálogos
Coordinadores:
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El urbanista francés, François Ascher, nos expone en su texto “Ganar la calle” la evolución de la Calle desde su origen hasta la actualidad, definiendo detalladamente su proceso y desarrollo. Posteriormente nos muestra ejemplos de intervenciones reales en diversas ciudades del mundo y nos plantea el debate de si existe un modelo ideológico para las calles de nuestra ciudad o no.
En primer lugar, el autor nos habla de cómo se inició la construcción de las calles, por qué y los problemas a los que se enfrentaban. Con los ejemplos de Roma y la Edad Media vemos como la calle se adapta a las necesidades que marca la época y se empieza a ver la tendencia a jerarquizar los límites entre los que la calle se divide con la aparición del espacio rodado, en este caso carros de caballos. Esta jerarquización de las vías no solo actuaba entre peatón y carro sino también establecía una distinción entre clases sociales. La justificación de este hecho puede apoyarse en las dificultades que la calle daba al ciudadano en el uso de diferentes medios de transporte a distintas velocidades. Los diferentes tamaños de las vías parten de este mismo hecho.
En segundo lugar, Ascher nos habla del uso de las calles, multifuncionales o monofuncionales, y sus respectivas ventajas e inconvenientes. Como dice el autor: “las soluciones prefabricadas, los modelos ideológicos y los dogmas urbanísticos son cada vez menos acertados”. No existe un modelo base de calle, un modelo de intervención urbanística. Cada ciudad contempla unas características diferentes que la definen como tal y en base a eso debe actuar el urbanista, sin perder nunca la identidad. Como se ha mencionado anteriormente, los problemas de las calles surgen en cada ciudad de forma independiente y atendiendo al periodo histórico en el que se encuentran.
Un ejemplo de este rechazo a modelos convencionales es la intervención en Barcelona de variabilidad de usos según el día y la noche, o en la ciudad de Berlín el ascenso en bicicleta a los tranvías. Con estos ejemplos el autor nos enseña a no generalizar en el urbanismo. La propuesta de Berlín es muy satisfactoria para sus ciudadanos, puesto que el uso de bicicleta esta masificado. En cambio, esa intervención en Barcelona no adquiriría sentido ya que no se da tanta importancia a ese medio de transporte.
En conclusión, el urbanismo es infinito, no existe un modelo a seguir, cada ciudad requiere un tratamiento personal y diferente al resto, y para ello hemos de prestar atención a los problemas y necesidades de cada lugar por delante de cualquier idea.
Fuente imagen portada: muycompartible.com/calles-mas-lindas-del-mundo
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