Cuando hablamos de “espacio público”, no podemos olvidarnos de la urbanidad, entendida como la calidad de aquellos lugares significantes de contenidos colectivos y políticos en su misma forma material.

Los espacios públicos no son espacios sin construir o libres entre los edificios ya existentes, sino que deben ser diseñados cuidadosamente y con una intencionalidad clara de cara al propio público.

Se debería valorar cuales son las cualidades principales que han de caracterizarlos, pero sobre todo lo que debe predominar, es que estén pensados por y para las personas que vayan a vivirlos y utilizarlos con asiduidad.

El objetivo debe ser la creación de lugares adaptados a las personas, que son las que realmente aportan sentido a estos lugares por medio de sus actividades diarias y en consecuencia, los espacios públicos, ya sean plazas, parques o calles, deben ser funcionales y confortables.

Muchos proyectistas de este tipo de espacios cometen el error de buscar formas sugerentes e innovadoras pero que resultan incómodas para sus usuarios.

Un espacio urbano bien diseñado es un espacio que el peatón siente como suyo y que por tanto se adapta a la vida de sus habitantes como consecuencia última y primordial ante todo.

Fuente de la imágen: http://www.ca-so.com/project.php?lang=es&project_id=22&cat=5