Respecto a la contraposición que hace el texto de la ciudad natural con la ciudad artificial, opino que el fracaso de la segunda, o ciudad moderna, no debe achacarse solo a la reacción de la gente ante los cambios por su arraigo al pasado si no que hay que hacer una crítica constructiva de la misma para encontrar los errores de su diseño para mejorarla y evitar caer en simplismos. Para avanzar es necesario reconocer errores y corregirlos.

El texto se centra en criticar su organización, demasiado simple en comparación con la natural. En este aspecto estoy de acuerdo, pienso que el ser humano es un ser complejo y no se puede limitar el desarrollo de la ciudad donde vive porque lo estamos limitando a él. Si basamos las predicciones de crecimiento de una ciudad en unas variables insuficientes e imprecisas se obtienen los problemas con los que lidiamos en la actualidad.

Se habla de grupos que, aunque individuales, forman parte de los otros creando un organismo que funciona a la perfección porque nada es prescindible, todo funciona. Sin embargo, la línea  de desarrollo que ha seguido el urbanismo últimamente ha sido el “esquema de árbol”, es decir, grupos individuales que son autónomos de los otros con una conexión muy pobre entre ellos.

Para hacernos cargo de la complejidad del desarrollo de la ciudad debemos tomar conciencia de ella y no intentar cambiarla o simplificarla, simplemente entenderla y adaptarnos a ella creando planes de crecimiento abiertos flexibles.