He enfocado este texto hacia una reflexión sobre las utopías, ya que me parece un texto muy evocador y que da rienda suelta para pensar sobre este tema controvertido.

¿Qué es realmente una utopía? Según el diccionario, una utopía es “Proyecto, deseo o plan ideal, atrayente y beneficioso, generalmente para la comunidad, que es muy improbable que suceda o que en el momento de su formulación es irrealizable”.

Coincido en la definición del término, es un pensamiento imposible de realizar. Hablar de utopía como habló Tomas Moro en su momento es “perder” el tiempo, una utopía nunca se va a realizar, pero puede que el proceso de hablar de ellas sea lo que nos sirva, el verdadero proceso útil de esta reflexión. Es por esto por lo que me planteo la siguiente cuestión, ¿qué nos hace empezar a hablar de utopías, que nos lleva a siquiera plantearos un sistema, una ciudad, una vida utópica como la que plantea en el texto, aun sabiendo que es utópica e irrealizable? Yo creo que lo que nos lleva a este pensamiento es el hecho de querer mejorar siempre, crear ciudades perfectas, en las que la sociedad viva en armonía y todo funcione correctamente. Pero realmente sabemos que eso no es posible, incluso Tomas Moro, nombrando su propio relato con el título de “Utopía”, sabía que no era realizable.

La utopía, o pensar en una utopía puede ser una herramienta de mejora en el proceso de proyectar, ya que el pensamiento siempre va a ser intentar crear algo perfecto, algo ideal, pero en mi opinión hay que tener cuidado con esos términos y pensamientos, hay que saber sacar lo bueno de ellos, y lo realizable, y no crearse falsas esperanzas o expectativas que lo único que hacen es acabar en intentos fallidos de mejorar la ciudad. El hecho de simplemente pensar que una ciudad puede tener alguna intervención utópica implica el tener que poner de acuerdo a una sociedad entera, con distintos pensamientos, distintos modos de vida, distinta economía, distinta religión, etc, en definitiva, una misión imposible.

Como conclusión, el término de utopía me parece un término peligroso a la hora de proyectar o de hacer nuevos planes o intervenciones urbanísticas, pero puede llegar a ser una gran herramienta, porque, al fin y al cabo, ¿quién no sueña con una ciudad utópica perfecta donde todo funcione según los gustos de todos los ciudadanos?