LA PIEL DE LAS CIUDADES.

MANUEL DE SOLA-MORALES.

                Este texto lleva a cabo unas reflexiones bastante importantes que repercuten directamente en nosotros, los arquitectos.

                Tal y como hemos comentado varias veces ya, entendemos al arquitecto como esa persona que construye edificios, y ahí acaba. Nos estamos dando cuenta texto tras texto y clase tras clase de que es “pequeño problemilla” a groso modo podría ser el generador de todos estos problemas y conflictos generados, ya que tendemos a concebir el urbanismo como algo secundario. De hecho, desde que pones el primer pie en la escuela de arquitectura te empieza a hablar de los edificios que hizo no sé quién y los que hizo el otro, pero a día de hoy, a mitad de la carrera, por desgracia apenas puedo nombrar un par de urbanistas medianamente reconocidos.

                Esto se refleja en que por mucho que tratemos de integrarnos en la ciudad o en el entorno, más de la mitad de las veces no nos pensamos la fachada desde un punto de vista real. Miramos un alzado y hablamos de que cumple con las características del tipo de arquitectura buscada… que los huecos están bien pensados para la entrada de luz… el material del que está hecho…. Pero, ¿alguien habla de cómo influye eso al ciudadano de a pie que pasa por la puerta cada día? ¿En qué relación guarda con la propia calle? La única relación que tenemos hoy en día dentro de los edificios de una ciudad viene impuesta por la normativa de cada ciudad y que en muchos aspectos, no llega a resolver este problema.

                Tampoco quiere decir que todo sean malas consecuencias, tal y como apunta el autor, gracias en parte a ello tenemos una gran diversidad en nuestras ciudades (aunque se echa en falta un poco de coherencia en esa diversidad), y esto en parte es el mero reflejo de la sociedad. Cuando dice que antes se construía menos pero de más calidad y ahora es al contrario, también digamos que las ciudades de antes eran más reducidas y estaban algo más segregadas por clases sociales, de modo que la manera de pensar y vivir era más homogénea y pareja en la mayoría de la ciudad por lo que las construcciones aunque escasa… eran más parecidas entre sí. Mientras que hoy en día esa libertad de pensamiento y expresión se muestra también en la forma en la que cada edificio se muestra al exterior, creando esa diversidad pero al igual que pasa con las personas, también se crean roces en las uniones entre unos tipos de edificaciones y otras.

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