GANAR LA CALLE.

FRANÇOIS ASCHER.

                Los constantes y cada vez mas acelerados avances, han influido de una manera atroz en el diseño y función de las calles. Estas, a día de hoy se comparten entre peatones y vehículos, lo cual no tiene por qué ser algo negativo, pero como todo lo que es llevado a su extremo, puede convertirse en la peor de las medidas tomadas. Este es uno de esos casos, nos encontramos a diario con grandes avenidas abarrotadas de coches, las cuales han ido creciendo en función de estos, que por desgracia no conviven con el peatón, sino por el contrario tienden a intimidarlo, a limitarle el libre uso de estos espacios.

                Realmente el uso del vehículo es algo muy bueno y positivo, para nada es algo en contradicción con la buena ciudad urbana, tan solo hay que ser conscientes de la importancia de las calles como núcleo generador de la ciudad, de relación entre las personas, y eso es algo a potenciar y que no debe quedar recluido por los automóviles. Hay que potenciar esas caras infinitas que tiene la calle, es un elemento que se adapta casi a la perfección a la mayoría de acciones de nuestra vida diaria: transporte, comercio, vida social… Pero hay que saber encontrar esa armonía o equilibrio entre todas ellas.

                Hay varios tipos de calles, en el texto distingue entre monofuncionales (vías rápidas de conexión) y multifuncionales (que albergan varias funciones y acaban funcionando a modo de ejes).