La ciudad nutre a las personas de la misma manera que las personas nutren a la ciudad. Primero modelamos nuestras ciudades y después son ellas las que modelan nuestra forma de ser. Esta segunda parte se da cuando ocurre el crecimiento de la ciudad, la ciudad intenta absorber la nueva demanda y para ello se plantean cambios. El error está en hacer la ciudad para el automóvil, es entonces cuando se va de escala y se hace más difícil la vida en común. Tras observar esto hemos podido ver que cuanto más pones de algo, más demandado es ese algo. Por ejemplo, si ponemos mas carriles en las calles o vías más coches y vehículos habrá en ellas, una ciudad que muestra muy bien este hecho es Daca. En esta ciudad tras la migración, el modelo urbano que se planteó era el chino y occidental, todo se basaba en el coche y como consecuencia de la congestión de tráfico se prohibieron en algunas vías los riksou y vieron que la congestión seguía, que el problema es la falta de aparcamiento.

Existen ciudades en las que ya están advirtiendo el problema que supone unas infraestructuras para la máquina y no para el hombre. Un ejemplo es New York, tras la idea de ‘’se necesita espacio público para que sea ocupado’’ y ‘’ lo que mides es lo que te importa’’ se pusieron manos a la obra y realizaron un estudio de Time Square. Vieron que el 90% eran vehículos y el 10% personas, la solución fue cerrar al tráfico y conectar la ciudad mediante carril bici y plazas. Las personas son reacias al cambio, pero lo acaban aceptando y al final acaban demandando más y de mejor calidad. Con este plan la espontaneidad volvió a las calles y ocurrían sucesos que solo pueden pasar cuando las personas se sienten liberadas y rodeadas de más personas.

Otro caso interesante es el de Melburne. La ciudad se empezaba a quedar vacía, la solución potenciar los callejones que había en las manzanas. Y en Christchurch tras el terremoto hacer una ciudad a una escala humana.