Desde el siglo XVIII en adelante, las calles de diferentes partes del mundo han visto como las innovaciones y las nuevas tecnologías les han ido comiendo terreno, pasando de ser calles mono funcionales sólo peatonales a ser calles multifuncionales, invadidas por carros tirados por caballos, tranvías, autobuses y bicicletas según la época. Sobretodo el desarrollo del automóvil dio paso a la creación de grandes carreteras perdiendo en algunos casos el sentido urbano que poseían los lugares, a favor de la velocidad, economía y el desarrollo.

El autor propone la existencia de dos grandes soluciones sistemáticas para la resolución de esta mala urbanización, la primera actualiza la especialización, por lo que sería híper moderna (Tokio), y la otra es lo contrario, actualizar las condiciones pre modernas (Europa).  Entre estos dos modelos de soluciones existen otros resultados menos radicales surgiendo así ciudades más heterogéneas.

En mi opinión, a veces la hibridación de funciones conlleva un caos evitable, mezclar tráfico rodado y tráfico peatonal puede ser muy útil y funcional respecto de la zona, pero resulta muy agobiante esa hibridación en zonas céntricas de la ciudad o la existencia de peatones en las zonas dedicadas al tráfico en velocidad, por eso me parece correcta la propuesta de Tokio, de separar funciones dependiendo de las necesidades de cada zona.