Manuel de Solá-Morales hace una crítica a una arquitectura en la cual se busca llamar la atención y destacar sobre las demás arquitecturas, sin importar que rodea al edificio, donde se sitúa o a quien le afecta.

Por un lado valora que las ciudades cada vez son más ricas gracias a la gran diversidad de edificios y proyectos urbanísticos que existen. Pero por otro lado critica la falta de relación con el entorno de la arquitectura la cual podría estar en cualquier lugar a pesar de que, en mi opinión una arquitectura solo existe para un emplazamiento. Que se integre en un lugar no significa que tenga que ser igual que el resto de urbanismo o edificios, puede existir la misma diversidad pero sabiendo anclar el proyecto al contexto en el que se encuentra. En la antigüedad se podía leer el color de las ciudades ya que se construían con la misma piedra del lugar. En la actualidad un proyecto no tiene nada que ver con el que tiene al lado buscado diferenciarse y quedar por encima del otro lo cual lleva al problema del que estábamos hablando.

También valora los edificios que pasan desapercibidos, gracias a saber leer el entorno e implantar correctamente ahí el proyecto. Vuelvo a recordar las palabras del arquitecto Jose María García de Paredes las cuales decían que si la gente no se daba cuenta de la presencia de un edificio suyo era porque lo había hecho bien.

*fuente de la imagen: http://farm7.staticflickr.com/6128/5921191672_d7b296178d_b.jpg