Para poder entender plenamente el reparto urbano de una ciudad debemos de conocer la historia, no solo de eta población si no del avance de la humanidad a lo largo de los años. Las formas de moverse y comunicarse geográficamente han cambiado según las necesidades y los conocimientos del momento. Así, igual que los romanos inventaron las calzadas para marcar las rutas, facilitando su uso, la invención del coche supuso un punto y aparte en cuanto al urbanismo se refiere.

Pero no es la única razón condicional. Las formas de vida de la sociedad marcan las pautas de distribución urbana. Las formas de negocio van adaptándose a los nuevos tiempos, la gente quiere comprar más, más veces y en menos tiempo. Nacen así agrupaciones comerciales en calles peatonales céntricas. No deja de ser la misma idea del centro comercial, pero este, al estar usualmente exento del núcleo urbano, recibe menos atención.

Y aquí nos asalta la duda de cómo debemos intervenir a la hora de asignar los usos a las calles de una ciudad. Vías monofuncionales con una clara especificación, o calles multifuncionales donde varios usos conviven en un mismo espacio.