El texto nos relata, a modo de cuento infantil, el desarrollo y la evolución de una utopía, y cómo se autogestiona para seguir funcionando.
Nos propone una isla con habitantes muy bien educados (O adoctrinados, según se mire) que comparten todas las tareas de producción, y forman un gobierno amplio que domina desde los medios de producción hasta la vivienda.
Nos describe una de las ciudades de la isla, Amaurota.
Nos comienza contando su implantación relacionada con el terreno, su organización, estructura funcional y su abastecimiento.
Al final del texto cuenta que previamente el urbanismo no era planificado, antes de la creación de esta utopía.
Sin duda, este fragmento es un ensayo algo infantil, no llega a tratar el tema Utopía y sus consecuencias como se hace en otras obras literarias.
Aún así, tiene algo interesante ya que nos plantea que los medios de producción, el trabajo y la vivienda los controla el gobierno, luego las personas no tienen las libertades individuales que conocemos hoy día.
Ahí es donde radica la clave de que una utopía funcione, no sólo se controlan aspectos de la vida de las personas, sino que además se les educa para que no necesiten más que eso.
El eterno debate entre utopía y distopía.
Además, en este relato se cuenta que fueron una serie de individuos concretos los que llevaron a cabo la realización de esta utopía, es decir, para que sea posible, alguien la ha ideado y la ha propiciado.
¿Funcionaría una utopía si sus habitantes no estubieran contentos con lo que tienen?
La respuesta inmediata sería que no, pero,
¿Y si se idea una utopía que permite que sus individuos conozcan su falta de libertad, pero prefieran no hacer nada al respecto?
¿Acaso no es ésta nuestra realidad?