El urbanismo no se limita a proyectar calles, crear avenidas de árboles, iluminar el espacio público… Esta tarea, podría decirse, es ilimitada; es decir, no se debe entender como algo que se hace y acaba, sino que es una acción permanente. 

Existen distintas maneras de hacer que el espacio se conciba continuamente en las posibles versiones que otorgue el día, lo que significa que no será igual sensación en horas soleadas que nocturnas, por ejemplo.

Es cierto que se requieren unas mínimas condiciones para adaptar a las necesidades humanas este tipo de intervenciones urbanísticas, las cuales establecen las relaciones directas en una misma ciudad, mediante recorridos dictados por hitos históricos o mediante la geometría de la planta en sí. 

Por otro lado, hay que invitar a los ciudadanos a estos lugares, donde han de relacionarse y hacer flexibles los programas, adaptándose a los ritmos de vida de estos. Deducimos que estos pueden evolucionar con el avance tecnológico, cultural, etc.

En conclusión, entiendo las acciones propuestas por el urbanismo como operaciones directas ante las formas de vida, apoyando las relaciones humanas y aprovechando el espacio al aire libre.