Algunos arquitectos y urbanistas consideran a Manuel De Solà-Morales el mejor urbanista español de los últimos 40 años. Le interesa la piel de las ciudades. Es una metafora, la piel se entiende como una capa de la ciudad que se ve, lo que tocamos. Que sentimos con nuestros sentimientos. 

    En la entrevista habla sobre la situación del urbanismo, describiendola de manera no negativa. No queremos dar un punto de vista de manera cínica. Debemos de tomar en cuenta que hoy tenemos más posibilidades de hacer una ciudad interesante; y sí que son interesantes. Son complejas y contienes muchos elementos diversos. Contienen distintas vidas de ciudadanos modernos. Esta complejidad y energía nos ofrece otra belleza diferente que podría ser tan interesante como la de orden formal. Aprendemos qué es lo esencial que tiene que tener hoy la arquitectura y lo que el urbanismo puede ofrecer al ciudadano. Es importatne que la cuidad tenga relacíon con los ciudadanos que la habitan. El sentido de pertenencia, compartir, el cambio de lo subjetivo a colectivo. Sólo orden sin energía y pasión de deseo no es una buena arquitectura urbana. Ya sabemos que el buen urbanismo no se puede hacer todos los años. 

    Destaca el problema que las opiniones, en el caso de urbanismo no sean escuchadas. Luego destaca el problema de imagen pública para el promotor o político que lo encarga, que consigue a través de un objeto o consruccion novedosa sorprender, eso se entiende como una desgracia para la arquitectura. En el caso de la invasión turística, hace que los ciudadanos a veces se sientan como marginados. 

      Hablando sobre esquinas de la ciudad a mí me parece interesante convertirlas en un espacio público digno para la gente como punto céntrico de la cuidad. Me gusta la idea de cambiar lo negativo para que se convierta en todo lo contrario, algo positivo. Como en el caso de la transformación de la base de submarinos alemanes de Saint Nazaire.