La ciudad moderna actual debe ser revisada, con todos sus problemas. Rem Koolhaas llama este fenómeno " la muerte del urbanismo ". La imposibilidad de continuar con este modo de vida concierne ni siquiera al urbanista que planifica la ciudad, pero todos seres vivos que colaboran en eso. La ciudad no es una ciudad sin la gente que lo mantiene en vida, y es por eso que pienso que esta crisis del urbanismo se extiende a una zona más ancha, es una crisis de conciencia. No discuta los hechos, vivimos en uno acelerado, superficial, consumerista, contaminante, individualizado, separado de nuestra naturaleza.
También algo que se está haciendo mal es el hecho de considerar la arquitectura como algo a parte de la ciudad. Esto hace que las urbes se conviertan en elementos comunicados entre si pero independientes que no favorecen la unidad de la ciudad como espacio común de las personas, es decir, se rompen con estas arquitecturas muchas de las relaciones humanas que dan vida a la ciudad.
Conceptos como la modulación o la repetición que tanto nos tranquilizan no hacen más que convertir nuestras ciudades en lugares rígidos, aburridos y homogéneos cuando lo que realmente es una ciudad es una fusión de espacios, de gentes, de actividades...
Hoy día prima la cantidad por encima de la calidad, arquitectura repetitiva que no cumple con las necesidades y funcionalidades que debería ha hecho que tanto el urbanismo, como la arquitectura, se vean desprestigiados y menos importantes de lo que de verdad son.