Me resulta interesante la evolución “circular” que plantea de las ciudades. La decadencia de Oporto, en este caso, provoca que personas con menos recursos comiencen a habitar la ciudad, debido a los bajos precios; así comenzaría un resurgir de esta, que acabaría atrayendo al turismo, y si se produce de forma descontrolada volvería a suponer la subida de los precios, y, en consecuencia, su despoblación.

En un caso extremo, como el de la ciudad portuguesa, la solución que considero más apropiada es la intervención pública. Se debería facilitar tanto el acceso a la vivienda, como al pequeño comercio y los servicios orientados a personas que habiten la zona a largo plazo.

Es un problema que, en cierto modo, se escapa del control de los urbanistas; los intereses económicos y el profundo carácter político de la situación hacen que el conflicto solo pueda ser solucionado por parte del Estado.