En el texto el autor resume en varios puntos el neourbanismo.

Leí dos ideas distintas en este texto que a priori encontraba difíciles de unir: La idea de que hay que tener una actitud reflexiva y exigente, y por otra parte la idea de que hay que tener en cuenta la combinación de ideas de todo tipo de personas, el consenso y la hibridación. Recuerdo que cuando tuve que realizar un proyecto para Proyectos I en el Paseo del Salón de Granada me dediqué a preguntarle a muchísimas personas qué les gustaría que ocurriese en el lugar y encontré de todo: Los niños pedían desde inflables gigantes de dinosaurios que expulsasen fuego por la boca hasta motos pequeñas, los ancianos querían patos y juegos de petanca y los jóvenes conexión Wi-Fi y pistas de patinaje. Es decir, ¿hasta qué punto hay que tener en cuenta la opinión de personas que no conocen el urbanismo? Entonces entendí que lo que demandaban, más allá de objetos extraños o utopías, era simplemente actividades con las que pudiesen disfrutar en sociedad y que generalmente no podían realizar en casa por falta de espacio, por lo que claro que hay que tener en cuenta la opinión de todo el mundo, solo hay que ver qué necesidad se encuentra detrás de todas estas opiniones y buscar soluciones más acorde con la realidad actual.

Por tanto, el urbanismo no puede ser una respuesta a algo que no hemos preguntado. ¿Qué es lo que realmente necesitamos?

Imagen: Episodio 12 de la temporada 4 de Los Simpsons en el que la calle principal de Springfield se encuentra en una situación de muy mal estado y se propone arreglarlo, pero en vez de eso construyen un monorraíl como optativa por no pensar en los problemas reales del lugar y dejarse llevar por la novedad y acaba siendo una estafa.