A pesar de los más de cien años que han transcurrido desde el ensayo de Unwin sobre el urbanismo, sus ideas siguen siendo revolucionarias y de admirada sensibilidad hoy día. De Solá Morales nos cuenta que Unwin no se decantaba por aquí camino u otro, no elegía una manera formal, funcional u otra de hacer ciudad, sino que prefería una "vía más ancha". Es el tema que más interesa del texto, y con el que estoy más de acuerdo.

Pienso que el problema del urbanismo actual son los límites y las fronteras al que se impone, la repetición de modelos tratando de dominar la ciudad, sin atender la enorme cantidad de características y cualidades que conforman cada una, y que las hace a todas diferentes. Como dice Unwin, no existen dos urbes iguales, por ello no debe existir un urbanismo igual para tratar cada una de ellas. El clima, la topografía, la población, las gentes, la tradición, las costumbres, la ciudad ya construida y lo que aún está por construir. Todos estos factores son los que deben determinar la manera de actuar, la manera de hacer ciudad y apostar por un urbanismo de sentido común.

Así, del mismo modo que Unwin reconoce los aspectos bellos y útiles, tanto del formalismo y del infromalismo, apostando por un urbanismo que reúna los mejor de las dos corrientes; nosotros debemos hacer los mismo, pero no limitándonos a una cuestión estética o de planemiento formal, sino llevándolo mucho más allá. Considerando la ciudad como un organismo vivo, el crecimento se debe producir atendiendo a las cuestiones que se han nombrado antes. Considerando la gran cantidad de contrastes y diversidades que nos presenta la ciudad. Por ello, ningún modelo ya preestablecido nos será de ayuda aquí. Lo que si podemos retormar de la antigüedad clásica o renacentista, es la gran atención prestada a los detalles. Solo así, analizando y entendiendo todo los que nos rodea en nuestra ciudad, podremos realizar un urbanismo consecuente.