The Human Scale comienza tratando de concienciar del problema de la ciudad actual: lugares deshumanizados, donde el coche es el protagonista, donde hemos consumado los recursos que teníamos,…. Al principio todos los participantes se muestran afligidos y afectados. Pero no se quedan en la mera crítica afectada, sino que van más allá y se lanzan a mostrar casos e ideas que aportan frescura, alegría y esperanza.

Sorprende el caso del sociólogo y su recolecta de datos, tratando de investigar hasta el más mínimo detalle con el que se topa el ciudadano a su paso por la ciudad y a través de cada espacio; Y el caso de la historia de Christchurch, que sufrió fuertes terremotos quedando devastado su casco histórico. La ciudad no ha tenido otra opción que reimaginar casi de cero su ciudad. David Sims, socio de Gehl Architects, colaboró con la administración de Christchurch en un proceso participativo capaz de recoger las voces de la ciudadanía. La tesis del film se ve confirmada: cuando la gente se pregunta a sí misma cómo quiere vivir y cómo debe organizarse su ciudad, la mayoría opta por espacios públicos verdes y accesibles, por edificios de menor escala, por opciones de movilidad como la bicicleta y el transporte público; También me despierta el caso de África, (en un mundo donde hasta las organizaciones "benéficas" son corruptas y atentan contra los que deberían ayudar) donde realmente ellos, hacen su propia aldea al completo con la ayuda o guía de un arquitecto. Lo cual  supone verdaderamente un cambio social.- Y aquí cabe mencionar que es de alabar el no tratar con condescendencia o paternalismo, sino de igual a igual, de forma horizontal, de enriquecimiento mutuo, la opinión y necesidad del habitante-.

Para llevar a cabo todo este tipo de casos, este grupo de arquitectos ha tenido que soportar presiones externas, tanto de políticos como de urbanistas: aun así, no se han dejado aminorar y siguen luchando hasta lograr su cometido. Y esto arroja luz, abre a nuevas ideas.