The Human Scale

Este documental del arquitecto danés Jan Gehl cuestiona nuestras suposiciones acerca de la modernidad, explorando lo que sucede cuando ponemos a las personas en el punto de mira.

Nosotros, como sociedad, no estamos preparados para enfrentarnos a este crecimiento demográfico, la falta de recursos, la producción masiva de alimentos, los desastres naturales y la crisis, nos llevarán a una catástrofe social, la brecha entre la riqueza y la pobreza será más grande que nunca. Pienso que hay una necesidad urgente de encontrar soluciones para ciudades con formas de crecimiento más organizadas, económicas, saludables y sostenibles, formas de construcción más sanas y menos contaminantes. Urbanistas y arquitectos tienen una obligación de redirigir la forma en que las ciudades se han construido a través de los años, estamos viendo los errores que hemos cometido a lo largo de los siglos, y no podemos seguir copiando esos sistemas o llegaremos a un precipicio.

Debemos otorgar más importancia al ser humano que al automóvil y empezar a pensar que al acceso a espacios verdes sea un principio obligado. Evitar casos como Daca. En lugar de un coche por ciudadano debería de haber un árbol. En el caso de China me impacta enormemente las imágenes del anciano sentado dentro de la acera y que se levanta para dejar paso al coche, creo que hablan por sí solas del decadente límite al que ha llegado la cultura del automóvil. En Copenhague el experimento de peatonalizar con conocimiento ciertas calles es muy interesante y podría llevarnos a una de las soluciones que transformara gratamente la ciudad, ya que favorece las relaciones sociales, pero esto no debe tratarse de dejar mucho espacio vacío y libre ya que resultaría frío, insulso y contraproducente. Apostar por el tráfico lento ayuda  generar los espacios humanos, como el caso de Siena. En Melbourne apuestan por la revitalización de los callejones para volver a poblar el centro, pero ¿hasta qué punto es bueno llenar todos los edificios de locales comerciales? Opino que esta situación debe controlarse, porque el atraer más turismo podría caer en una dysneyficación y pérdida de identidad. Para finalizar nos alienta el caso de Christchurch y que es posible renacer del desastre y el éxito se encuentra en el urbanismo participativo. Parece algo obvio, si se crea ciudad para las personas, ¿no se deberían escuchar y tomar  parte para su diseño esas mismas personas?.

Calles compartidas

Se propone un nuevo concepto de entender la movilidad y la calle que dista mucho de la segregación y regularización actual. Es una idea revolucionaria movida por buenos propósitos de revitalizar las ciudades, de relacionar usos urbanos y promover el intercambio social. No obstante, pienso que actualmente su implantación resultaría demasiado innovadora y podría ser negativa, ya que la mentalidad de nuestra sociedad tan reacia a los cambios no está aún preparada para tal “caos”, no sabríamos convivir con todo tipo de tráfico, generaría conflictos, inseguridad e incluso peligro. En tal caso, necesitaríamos implantar un nuevo código de normas, que transformara por completo el actual, experimentar en ciertas zonas y en base a estos resultados, ir reconociendo los resultados.

Superblocs (super illes) en Barcelona

Sin duda alguna, el cambio que necesitan las ciudades modernas  es que éstas sean dedicadas para las personas. El experimento de las supermanzanas es otra de las alternativas que apuesta por la idea de peatonalización de calles y de recalificación de espacios para humanizarlos. No es de extrañar que las propias personas beneficiadas presenten sus quejas; y es que la ciudadanía actual necesita una previa reconversión, una reeducación urbana, social y medioambiental. Creo que este es el principio, conseguir que las personas entiendan que su ciudad está desapareciendo y que sean ellas las que den luz verde y luchen por el cambio. Anima saber que una cierta parte de la población barcelonesa, residente fuera del patrón Cerdá pidiera la implantación de las super illes en su zona, reflejando que es posible abrir las mentes. De esta manera las buenas propuestas urbanísticas comenzarían a crear ciudad humana.