En este texto, su autor, nos expone dos tipologías de ciudades existentes: las ciudades naturales y las ciudades artificiales, diferenciando a su vez dos formas estructurales que corresponden a cada tipo de ciudad: la estructura semirreticular y la estructura en árbol, respectivamente. Alexander hace incapié en los problemas que han tenido los urbanistas a lo largo de la historia para poder crear una estructura semirreticular, añorando las bellas ciudades clásicas. Como dice el autor, todo árbol es un semirretículo más simple y más primario, hecho en el que se centran los urbanistas para intentar complejizar la estructura y acabar con la hegemonía del árbol. Sin embargo, la ciudadanía para la que se hacen estas ciudades, es una estructura reticular. ¿Y si simplemente, lo que debemos hacer es crear un árbol y que la propia población, con el tiempo lo transforme en semirretícula?, ¿y si el tiempo convierte lo artificial en natural?

Otro aspecto a destacar es la idea de universidad aislada. Las ciudades cada vez crean campus universitarios más separados de la ciudad y de la población, y en mi opinión, la mejor universidad es la que está integrada en la propia ciudad. Un ejemplo de ello es Granada, cuya universidad está repartida por distintos barrios, hecho que enriquece la ciudad y la población. Sin duda, en Granada esta estructura funciona (y en parte la ciudad vive de ello), pero quien sabe si en otras poblaciones esto tendrá éxito. Lo único que podemos hacer es probar y comprobar. Y si se falla, aprender de nuestros propios errores.

Por último, me gustaría comentar la importancia de la tecnología en la evolución de nuestras sociedades. En muchas ciudades, como apunta el autor, las zonas de diversión se colocaban separadas de todo lo demás. Sin embargo, el juego llena los vacíos de la vida adulta y revitaliza la propia ciudad. Cuando era pequeño, siempre estaba jugando con amigos en la calles, de día y de noche, detalle que cada vez hecho más en falta, ya que poco a poco las nuevas tecnologías van acabando con este ocio juvenil. ¿Llegará el momento en el que las calles se queden sin vida, dejen de ser habitadas, o lo solucionaremos antes?

Rubén Toledo Freire