En este texto el autor nos explica la diferencia entre dos tipos de ciudades. La primera de ellas es la ciudad “natural”, aquella que surge de forma espontánea sin planificarla, que suelen ser las ciudades más antiguas. En el otro extremo se encuentran las ciudades “artificiales”, las cuales han sido planificadas y diseñadas previamente a su construcción.

A partir de aquí, surge una crítica hacia la ciudad artificial, moderna, porque se piensa que es triste. Por tanto, la mayoría prefiere vivir en ciudades antiguas, las cuales se consideran naturales.

La principal diferencia entre estas dos ciudades está en la forma de organizarse. Las ciudades naturales se organizan en forma de semirretícula , mientras que las artificiales se organizan en forma de árbol.

La ciudad árbol consisten en la zonificación, en separar la ciudad según sus funciones, o que un sector englobe a otro. Por ejemplo, en muchas ciudades americanas, la parte universitaria está separada del resto de la ciudad. Esto crea dificultades en la ciudad ya que una gran parte de la economía la aportan los universitarios. Todo lo contrario pasa, por ejemplo, en Granada, que es una ciudad universitaria, donde conviven estudiantes con el resto de personas.

En mi opinión, las ciudades modernas no tienen por qué ser obligatoriamente artificiales. Hay muchas ciudades que se han surgido y se han diseñado en los últimos años y no son ciudades tristes. Yo creo que todo depende el diseño de esta, si se tiene en cuenta su topografía y sus intereses.

Frente a estas diferencias se plantearon tres soluciones. La primera de ellas consistía en controlar la secuencia espacial de los edificios y de los espacios intermedios, mediante parques, patios… algo que consiga dinamizar ese espacio o dotarlo se sentido y con ello de sentimiento.

La segunda consistía en captar las mismas riquezas de formas de las casas antiguas.

La tercera solución consistía en volver a la alta densidad, pensando que cuantas más personas vivieran en una ciudad más sensación de vida habría.