Este texto como utopía me parece un buen estudio, de una isla en la que todas las ciudades son prácticamente iguales y tienen las mismas costumbres. Sus trazados son iguales y todas las construcciones responden al mismo estilo. La sociedad vive en armonía respetando las reglas de los superiores y cumpliendo los encargos que estos les proponen. Además, no existe la propiedad privada y las casas se cambian mediante sorteo cada diez años.

En realidad, estas ciudades, como su propio nombre indica, es una utopía. Una ciudad como esta sería imposible en la actualidad, a no ser que fuera una ciudad bajo el poder de una dictadura. Aun así, en este caso no sería una ciudad pacífica y contenta, ya que a la larga la sociedad se revelaría y lucharía por sus derechos.

Con respecto al urbanismo, como Unwin explica en su libro, hay que tener en cuenta la individualidad de cada ciudad y, por tanto, no podrían existir dos ciudades iguales, ni mucho menos cincuenta y cuatro, como dice esta utopía. Cada ciudad se asienta en un terreno diferente y, por tanto, debe tener un trazado que se adapte a este.

Por otra parte, en esta utopía todas las casas son iguales y están construidas con la misma estructura y la misma distribución. Esto tampoco sería viable en la realidad. En primer lugar, porque, como ya he dicho, cada ciudad se asienta en un terreno diferente y esto conlleva que las casas tienen que variar en función del terreno. En segundo lugar, porque cada persona tiene unos gustos y unos intereses diferentes, y esto hace que cada persona pueda diseñar su casa en función a estos gustos.

Como utopía de la ciudad ideal me parece un buen punto. Sin embargo, no creo que nada de esta utopía pudiera aplicarse en la realidad.