¿Cómo se proyecta la ciudad desde cero, los espacios vacíos? Esrte es un tema de debate, puesto que en los últimos tiempos se ha pasado de trazados más bien caprichosos y geométricos a la obtención de una forma en función de lo preexistente. La planificación quizás pierde parte de diseño arquitectónico y lo cualificable pasa a ser cuantificable. Desde mi punto de vista el urbanismo no puede convertirse en algo que se obtiene a partir de algoritmos, aunque la tendencia actual es lo que parece indicar. El desarrollo del big data, que permite tener en cuenta mútiples variables a la hora de tomar decisiones, junto con la inteligencia artifical, pueden suponer el principio del fin de la profesión del urbanista. 

 

Otras cuestiones que plantea, como la identidad de un lugar, su independencia del resto como actuación personal y al mismo tiempo su relación con lo preexistente, difícilmente puede ser sustituido por una máquina, ni siquiera por alguien sin formación arquitectónica de urbanista, apreciando esa cuestión más social a una escala mayor. Y es que el entender un eje como algo fruto de las capas de la historia, capaz de ordenar el espacio circundante es lo que pienso, coincidiendo con la autora, que traspasa los límites de la rimple retícula ortogonal como ordenador del espacio, por lo que nuestra intervención tiene que saber leer estas leyes internas del lugar y reinterpretarlas.