En este fragmento se analizan las consecuencias derivadas del trazado de caminos como parte del ejercicio de planificación urbana. El hecho de pasar de hablar de la manzana o del grueso construido de la ciudad, a hablar del espacio instersticial entre éstas, requiere de un "cambio de filtro" en el modo de mirar, atendiendo a otras cuestiones. 

Como punto de partida recalca la importancia del trazado de un camino como unión física de dos puntos relevantes. Es inevitable que a la hora de pensar en trazar una vía, lo primero en lo que se piense es en qué quiero unir. Tal y como hemos visto en clase, la presencia del viario, cuanto más secundaria mejor. Pero hay que tener en cuenta que esta potenciación de la relación entre dos puntos no suponga la marginación o minusvalorización de aquellos paralelos o transversales, algo que desarrolla en el segundo punto. El hecho de ser capaces de trenzar ciudad, de crear cierta fricción entre puntos que no sea tan interesante relacionar puede ser una tarea compleja. La simplificación o zonificación, y con ello la ocupación de esas zonas intermedias con viario, puede ser peligroso. 

 

Respecto al loteado del terreno, desde mi punto de vista no tiene por qué producirse con caminos, al menos no perfectamente marcados. Un espacio entre manzanas puede ser un vacío interesante que proporcione. por ejemplo, un espacio verde a la ciudad.

 

El hecho de tener en mente las múltiples escalas, algo también remarcado durante todo el desarrollo del curso para los trabajos desarrollados, y para el proyecto final, también es mencionado en el texto. El hecho de que como arquitectos, desde el punto de vista más ingeniero hay que llegar a definir hasta el detalle último, pero por la vertiente de planificador hay que hacerlo con el espacio extenso en mente, es fundamental. Pienso que es una de las cosas más complejas que afrontamos como urbanistas, pero llegar a entender cómo las escalas se interrelacionan y unas afectan al funcionamiento de otras es muy importante. 

 

Cuando menciona el tema de la geometría de los trazados, se pueden tener en cuenta las diferentes escalas: a nivel de calle el hecho de que sea recta o curva, la pendiente, su sección... son cuestiones geométricas que afectan directamente a cómo va a vivirse. Igual pasa al trazar: a escala urbana, tanto la pura forma de una calle como la forma en la que intersectan calles, definiendo el loteado o la malla final, también limita las relaciones y sobre todo la articulación interior del parcelario; a nivel regional, el hecho de conectar ciudades puede mejorar su crecimiento o actividad, relegar a un segundo plano otras, etc.

A modo de síntesis, como el último fragmento, se puede mencionar que la actividad de trazar es muy potente dentro del urbanismo, y aunque normalmente atendemos a lo que sucede en la ciudad a nivel de usos, tejidos o arquitectura, el cómo se relacionan todos estos a nivel espacial, el viario, es también materia susceptible a críticas.