SEMANA 4

LA CIUDAD NO ES UN ÁRBOL. Christopher Alexander.

El texto nos hace reflexionar sobre la planificación o no de las ciudades, Christopher Alexander divide las ciudades en dos grupos, aquellas que han evolucionado y crecido de forma natural, con el paso del tiempo (denominadas ciudades semirretícula) y las ciudades artificiales, aquellas que han sido planificadas anteriormente (denominadas ciudades árbol).

La cuestión es la siguiente: ¿es necesario planificar hasta el último detalle una ciudad o por el contrario es mejor dejar que la ciudad crezca de forma natural?

 Hagamos una comparativa con un ejemplo ajeno a la arquitectura y al urbanismo, la enseñanza. Hay distintas formas de impartir una clase y podemos relacionarlas con la estructura árbol o semirretícula, una clase en la que los alumnos y alumnas se sientan en filas, unos detrás de otros y el profesor se encuentra frente a ellos, encima de una tarima, impartiendo su lección (estructura árbol), en este tipo de enseñanza las relaciones que se crean alumno-profesor son menores en comparación con una clase donde alumnos y profesor se sientan en circulo y el profesorado a la hora de impartir su clase intercambia contenido con los alumnos y alumnas (estructura semirretícula).

Creo que las relaciones que nos ofrece una ciudad compleja, como Londres o Granada, que te permiten desarrollar diferentes actividades en un mismo espacio, no las podemos encontrar en ciudades tan estructuradas como por ejemplo la ciudad industrial de Tony Garnier, la cual, dividía la ciudad en tres zonas ocio, trabajo y vivienda, esta ciudad limita las conexiones. La ciudad actual está llena de interrelaciones, no hay grupos cerrados, por lo que me lleva a pensar que una ciudad con estructura semirreticula es mejor, pero ahora bien, aunque  las ciudades naturales ofrezcan estas relaciones, si se dejan al azar de las necesidades, acabarían siendo ciudades inurbanas y caóticas, por lo que tienen que ser pensadas y ordenadas hasta llegar un punto en el que la sociedad se encargue de completarlas y hacer las ciudades suyas, ya que son ellos los que las van a habitar.