El arquitecto es la pieza clave en el crecimiento, decrecimiento o cambio que se produzca en una ciudad a lo largo del tiempo, eso es evidente. Pero, no todas las ciudades se rigen por un mismo patrón y a cada una hay que tratarla de manera diferente. Con esto me refiero a que no es lo mismo manipular una ciudad antigua como Copenhague que una nueva como Brasilia, o una que haya sufrido modificaciones que impongan un modelo de crecimiento posterior como Barcelona gracias al Plan Cerdá.

En cada caso, el arquitecto juega un rol diferente, en unos  deberá elegir, destruir, trazar  y colocar elementos en la ciudad y en otros solamente deberá colocarlos siguiendo una trama codificada anteriormente. Lo que no puede faltar es una actitud crítica y sensible que trate a la ciudad como si de una vivienda particular se tratara, que sepa mantener, eliminar o crear nuevos espacios, conexiones y elementos que hagan que los habitantes quieran formar parte de esta gran vivienda, que quieras cuidarla y utilizarla y que sea funcional, agradable y accesible para cada uno por igual.

Sin embargo, no sólo estos temas de funcionalidad.. etc son los que hay que tratar ya que creo que uno de los más importantes y que a mi parecer no se ha tenido muy en cuenta salvo en casos excepcionales es el de preparar a la ciudad, prepararla para el futuro. Igual que cuando nuestras abuelas nos doblaban el bajo del pantalón para que lo pudieras sacar hasta 50 cm más conforme ibas creciendo, aunque resulte un poco o muy vulgar compararlo con el crecimiento de una ciudad, pienso que es así.

Todo está en continuo cambio y cada vez el tren va a más velocidad,  por ello creo que el papel fundamental del arquitecto como urbanista es el de facilitar ese futuro cambio que se producirá antes o después.

Quizá tengamos que darle las gracias a grandes cineastas que en mi opinión han sabido plasmar muy bien cómo podrían ser las ciudades en el futuro, tanto crecimientos verticales que dejan la ciudad antigua en un segundo plano con impresionantes modelos de comunicación como, inmensas urbes utópicas que reflejan la perfección de una ciudad ideal.

En conclusión, el arquitecto no puede aportar mejoras a la ciudad, sino que debe aportarlas. Ya que dispone o debe disponer de las cualidades necesarias para tener en cuenta todos los factores que afectan a la ciudad como los que se puedan dar posteriormente. Y sin duda, las aptitudes que tiene que utilizar para ello deben ser las más sensibles, lógicas y humanas posibles, ya que se trata de una vivienda, pero no para un tipo de cliente específico, sino para todos los tipos de clientes que puedan haber, por eso debe de ser emocionalmente equiparable a todos sin excepción.